domingo, 29 de noviembre de 2009


El fenómeno que genera en nosotros las respuestas dadas por los jóvenes tiene que ser, necesariamente entendido en un contexto que también nos cuesta aceptar. La rapidez con que ellos se comunican a través de los medios y la tecnología –y que no imaginábamos en nuestro tiempo juvenil-; la facilidad con que aceptan lo que jóvenes de otros hemisferios plantean; la necesidad de crear y desarrollar una identidad más particular y que marque sesgos de indesmentible pertenencia; la pérdida, cada vez más preocupante de la cultura e identidad nacional en pos de una identidad más global, han hecho que sea cada vez más difícil, de nuestra parte, entender las respuestas que dan los jóvenes de hoy.

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